jueves, octubre 20, 2011

Palabras para Mariano Ferreyra



“... Y sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo
cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte
del mundo”
Ernesto Che Guevara




I


Brutal. El editor huele la hoja recién impresa con su nariz torcida y tacha la palabra brutal. ¿Qué hubieras escrito si además de pegarle un tiro, le hubieran pegado catorce palazos en la cabeza? No respondí. Ensañamiento, tal vez, pero no se lo dije. Me quedó claro que para su calvo razonamiento, el asesinato de un pibe de 23 años de una simple bala de plomo, no es brutal; que una señora de 63 años reciba una sencilla bala de plomo en su nuca y quede hemipléjica, no es brutal. Y ahí estaba yo intentando contar el asesinato de Mariano en un recuadrito chiquito, porque en la cabeza (nota principal) iba una nota sobre un burócrata sindical, un gordo, un muchacho peronista que intenta desplazar a su colega de la CGT, donde los asesinos de Mariano se siguen sentando con sus culos gordos para perpetuarse.


II


Brutal, porque como diría mi abuela
tenía toda una vida por delante
Brutal, porque era un pibe luchando
contra la maquinaria de muerte
Brutal, porque la cana de mierda
facilitó su crimen
Brutal, porque sus ojos negros
se volvieron blancos
Brutal, porque el llanto de sus compañeros
suena en mi casa
Brutal, porque era un socialista
solidario con los explotados
Brutal, porque quedó un vacío gris plomo
por el barrio de Barracas
Brutal, porque su corazón se detuvo hoy
pero hace un año, injustamente
Brutal, como todo crimen contra
la humanidad
Brutal.


III


A Mariano Ferreyra lo asesinó un grupo de mercenarios a sueldo, barrabravas al servicio de los sindicalistas que se llenan los bolsillos y la boca con la palabra trabajador, pero que desprecian la vida que deja un hombre, las miles de mujeres, que trabajan por un magro sueldo. Pero que desprecian más al que los enfrenta, al punto tal de pagarle a alguien para asesinarte, Mariano.
El sol hoy está bien alto como hace un año cuando cerca de las vías caía tu joven cuerpo. Tu rostro hoy es bandera. Y las lágrimas me las guardo. Y la bronca la mastico. Y camino como en cada marcha viendo los miles de rostros que balbucean tu nombre, buscando justicia, buscando cambiar un poco este mundo también lleno de bestias que asesinan, o que sentadas en su sillón consideran que el asesinato de un joven de 23 años, no es brutal.
Mariano presente, ahora y siempre.